Reflexión para hoy:

     

martes, 27 de marzo de 2012

El voto de los andaluces



El 26 de marzo del 2012 los españoles adelantaron una hora su reloj. Los andaluces podían haber aprovechado y haberlo adelantado más de treinta años, pero no lo hicieron. Al grito “¡Vivan las caenas!”  la mayoría de los andaluces optaron por más socialismo, pero ahora  endulzado con una dosis de comunismo radical subvencionado. El 26 de marzo la mayoría de los andaluces no optaron por el progreso con base en la autonomía personal, por el trabajo, por la libertad y por la razón. 

La ideología pseudorevolucionaria ha ganado a la democracia. La mayoría de los andaluces, puño en alto, quieren seguir siendo subsidiados  y se pasan por el forro de los cojones eso del esfuerzo, la austeridad y la responsabilidad. Para ellos la fiesta del trinque y del “me lo llevo …” tiene que continuar mientras existan españolitos dispuestos a prestarles la pasta y “otra de gambas…..”

En Andalucía la corrupción no importa, es algo con lo que se vive y de lo que se vive cada día. El poder absoluto corrompe absolutamente, pero el poder eterno corrompe eternamente. La corrupción es algo innato y normal en el socialismo. Sólo la mayoría de los andaluces son responsables de esa corrupción por haber elegido en el pasado y por haber elegido ahora continuar cuatro años más a los pies de los que se lucran descaradamente ¿Y a cambio de qué? A cambio de recibir la piltrafa.

Y es que ya son varios decenios de difusión de consignas marxistas por colegios, institutos, universidades, televisiones públicas y prensa pseudogratuita, donde los jóvenes y no tan jóvenes, más que enseñados o informados, son adoctrinados; más que instruidos son formados, en una sensibilidad política de socialismo de izquierdas. Y como ejemplo, el siguiente:








La mayoría de los andaluces, con la hoz y el martillo en la mano, no han votado rojo bermellón por estar asustados de la derechona. Lo han hecho para que se siga repartiendo el erario público a espuertas. Lo han hecho para mantener el nepotismo. Han votado más de lo mismo para no perder su puesto de trabajo en la Administración Pública conseguido a “dedo” o, incluso, con la esperanza de que en el futuro “La PSOE” coloque a la familia entera.

La táctica ha sido simple:  apostar por una recomposición de la fuerza al estilo del Frente Popular; sumando el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) e Izquierda Unida (IU), que juntos conforman una más que suficiente mayoría absoluta.

El PSOE andaluz, carcomido por la herencia de Suresnes y ahogado en su propia degeneración e ineficacia, se licua de gusto por el triunfo. Sabe que a su siniestra está la incombustible IU que le hará prolongar unos añitos más su “régimen”, siempre a cambio de alguna Consejería de Urbanismo o algo parecido para no perder las mariscadas y los Doritos.

Andalucía ha elegido libre y democráticamente más socialismo de izquierdas. Un socialismo poco ético e ineficiente que ha mantenido a esa región en la cola de las regiones de España, en cuanto a  desarrollo económico y  bienestar social. Todos los andaluces, por igual, sufrirán las consecuencias de tal decisión. Adiós al sueño de una región cohesionada, equilibrada y próspera. Adiós al sueño de acabar con su división interna, con eso que se denomina la Andalucía pobre y la Andalucía rica. Y digo esto porque es escalofriante pensar que el 90% de sus municipios no alcanza la renta andaluza, que ya de por sí es baja con respecto a otras regiones españolas,  a pesar de que desde 1982 el PSOE ha disfrutado en Andalucía de presupuestos elevados gracias a la  solidaridad nacional  y  a la generosidad europea, sobre todo del contribuyente alemán, al que se le debería haber erigido un monumento en cada pueblo andaluz.

Lo triste es que ni siquiera la evidencia de que ya no queda pasta para casi nada y, por tanto, tampoco para migajas en forma de subsidio y subvención, ha hecho recapacitar a la mayoría de los electores andaluces.

Quizás con el agravamiento de la crisis económica, que los hundirá más en la miseria y el caos social, la mayoría de los andaluces se den cuenta de que el Estado no puede aguantarse sobre la base de que unos vivan a cuenta de otros; o de que casi todos cobren y casi nadie pague. Pero eso no sucederá. Lo que posiblemente ocurrirá, y esto es lo más peligroso, es que las masas no recapaciten y se echen a la calle tratando de imponer  “físicamente” la hoz y el martillo.

¿Pero cómo es posible que una región, donde el 17% del censo tiene un trabajo en la Administración Pública y una tasa de paro del 33 por ciento, va a seguir gobernada por los mismos tipos que lo han hecho durante más de 30 años? La propia pregunta lleva implícita la respuesta. Hablamos de una sociedad perezosa, guerracivilista, envidiosa, aborregada, subsidiada y cobarde. Es un caso puro de clientelismo y complicidad ciudadana. Hablamos de una mezcla entre feudalismo y agencia de colocación  denominada coloquialmente  “La PSOE”, financiada por el contribuyente español. Para colmo, algunos gilipollas aún dicen que la dictadura de Franco duró demasiado. El PSOE en Andalucía ha batido el record y extenderá en el tiempo su régimen despótico con la ayuda de los marxistoides de Marinaleda. Eso si antes Andalucía no se va al carajo, puesto que las subvenciones y la emisión de deuda se deben acabar, porque entre otras cosas, ya no hay elecciones en Andalucía dentro de 4 meses ¿Lo vas captando Sr. Rajoy?

Los andaluces siempre han sido tratados por el gobierno de la Junta como si de unos borregos en manada se tratara. Es decir,  la principal política del régimen instaurado en Andalucía por el PSOE ha sido eliminar la democracia y convertir a la inmensa ciudadanía andaluza en meros vasallos que votan cada cuatro años.

En las elecciones andaluzas del 26 de marzo del 2012 ha fracasado la opción de las libertades, de apostar por el verdadero progreso, la excelencia y la igualdad de oportunidades; triunfando el progresismo relativista, poco ético, populista y revolucionario.

¿Y ahora díganme ustedes cómo “la PSOE” y los comunistoides de Marinaleda van a hacer sus políticas populistas y clientelares sin el colchón subvencionado de bienestar que el Estado les ha facilitado hasta ahora? Un colchón de agua que reventará y ahogará a todos los que han saltado sobre él y a los que, con simpatía o cabreo, contemplaban el espectáculo. Pena me da de los pobres andaluces bizarros, independientes, responsables, reflexivos  y honrados; cuyo mayor pecado ha sido nacer en una maravillosa región llena de borregos, zopencos, mangutas y paniaguados.

También es lamentable que la política nacional del Gobierno del Partido Popular (PP), presidido por Mariano Rajoy, haya estado supeditada a las elecciones andaluzas. Una política basada en el diálogo con descerebrados, de perfil bajo, de no hacer nada que moleste no sea que el pueblo andaluz pensara que los del  PP tienen intenciones de hacer reformas  que pican aunque beneficien a  la ciudadanía española, debido a la mierda de herencia económica y social dejada por el iluminado de Zapatero. Las consecuencias de esta estrategia arriolesca, mantenida desde el 20N, han sido cientos de miles más de parados; cientos de miles de empresas y negocios cerrados en todo el territorio nacional; ciento de miles de votos menos en Andalucía que en el 2008, cinco puntos menos respecto a las últimas elecciones generales; una huelga general organizada por unos sindicatos sectarios y financiada por Mariano Rajoy puesto que les sigue subvencionando a esos parásitos; así como la imposibilidad de recuperar, durante otros cuatro años más una región que merece lo mejor si algunos no estuvieran impidiéndoselo.

El PP del D. Javier Arenas no ha conseguido que la sociedad andaluza despierte de su anestesia ideológica de manipulación y falsedades, la primera de las cuales era simular el rancio socialismo con una falsa democracia. El socialista de derechas del Sr. Arenas, no ha conseguido que la ciudadanía andaluza se transforme en una ciudadanía normal, crítica y reflexiva, de esas que tiene cualquier país civilizado. El Sr. Arenas no ha impedido que la maquinaria de propaganda ideológica, cultural y educativa siga monopolizada por los socialistas de izquierdas. El Sr. Arenas ha fracasado porque la sociedad andaluza ha optado por la inercia en lugar de por el cambio.

El  socialdemócrata Sr. Arenas ha perdido porque  la sociedad andaluza apuesta por la pastueña servidumbre institucional en lugar de reivindicar  el saneamiento y la higiene cívica. El fracasado (por 4ª vez) Javier Arenas, nunca fue el candidato del PP más óptimo, puesto que  nunca dijo claramente la forma de terminar con el despilfarro de dinero público que existe en Andalucía. Su actitud mansa y maricomplejín le ha pasado factura. La mayoría de los andaluces han dicho que para socialismo ya está el de “La PSOE”. Por eso, a pesar del desastre económico y social en la que está sumida la comunidad autónoma, la mayoría de los andaluces han optado por más de lo mismo, si acaso acentuado con un giro radical a la izquierda en beneficio de IU.

La mayoría de los andaluces han renegado de la responsabilidad, el raciocinio, el coraje y la ilustración que son los mayores capitales humanos que tienen las verdaderas sociedades democráticas. El conjunto de esos valores determinan al ciudadano activo de las sociedades avanzadas donde abunda la Libertad y el progreso. La ciudadanía andaluza disfrutaba hace más de 3 décadas de esos valores, pero lamentablemente, se vieron mermados progresivamente desde el primer año de gobernar el  socialismo de izquierdas. Un sistema político obstinado en la transformación de la pluralidad individual en una colectividad amorfa y apesebrada.

El maricomplejín PP de Mariano Rajoy no ha sido capaz de apostar claramente por la única política que puede sacar a Andalucía y a España de la miseria moral y económica en la que se ahogan. Mariano Rajoy no ha sido capaz de apostar por el liberalismo. Una gestión política que se fundamenta en la autonomía personal, en la sociedad abierta, en un programa de desarrollo económico muy poco intervencionista pero muy eficiente, productivo y competitivo. Una forma de hacer política donde el Estado es mínimo con el fin de maximizar las libertades de los ciudadanos. Una política liberal que sólo puede funcionar con un  Estado con separación de poderes e imperio de la Ley. Mariano Rajoy no sabe o no quiere regenerar ética y democráticamente las instituciones acostumbradas a servir a los partidos políticos antes que a la ciudadanía.

Mariano Rajoy no sabe defender la España unida y común; postrándose rendido ante los tipejos que conforman el nacionalsocialismo caciquil y que quieren una España  partida, disgregadora, asimétrica y rendida. Por ahora,  los españoles que viven al norte de Despeñaperros tendrán que fastidiarse con los “griegos” andaluces contemplando cómo les arrastran un poco más pendiente abajo. Mariano Rajoy podría evitarlo si se arma de valor y hace lo que hay que hacer, pese lo que les pese a esos andaluces subsidiados y “colocaos” a dedo, así como a la diversa fauna sindical subvencionada que está ahora más eufórica que nunca.
¿Cómo es el comunismo andaluz al estilo de Marinaleda?






Al Andalus, así será la Andalucía del futuro




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