Los chulos de putas

Los socialistas de izquierdas me recuerdan a aquel matón de colegio que siempre arremetía contra el más débil y la mayoría de los aborregados alumnos le apoyaban por falta de personalidad o por temor a ser la próxima víctima. Hoy la pusilanimidad del PARTIDO POPULAR de Rajoy, máximo representante del socialismo de derechas, de perfil bajo y talante centrista, le convierte en el débil de la clase. Todos contra él. Recordemos lo del Pacto del Tinell o lo del Cordón Sanitario.

Afortunadamente existen otros ciudadanos reflexivos, congruentes y libres, que no tragamos ni con el socialismo de izquierda ni con el socialismo de derechas. Ciudadanos que no nos vinculamos sentimentalmente con ninguno como lo hacen las masas pastueñas; pero que cuando uno de ellos encarna la figura de matón de colegio lo detectamos rápidamente.

Identificamos con precisión a esos chulos de putas, a los cuales solemos agarrar de la oreja y les espetamos, previa colleja: ¡Ya está bien gilipollas !, ¡Deja de tocar los cojones a la gente!


Puede que el PARTIDO POPULAR los formen muchos militantes cargados de razones y sentido común, pero son muy poco hábiles para su defensa y para elegir sus líderes, sobre todo cuando los liquidadores de la Constitución utilizan, con toda la demagogia del mundo y sin ningún tipo de escrúpulo, los “derechos humanos” o la “justicia social” con el objetivo de realizar alguna nueva salvajada contra la libertad.

Yo atribuyo al PARTIDO POPULAR lo que Demóstenes achacaba a los atenienses: “peleáis como los bárbaros, que cuando les golpean llevan las manos a proteger la parte golpeada, y cuando reciben un nuevo golpe en otro lugar allí acuden sus manos, porque no saben pararlos ni vigilar la táctica contraria”.